
Aún, con la piel tersa y joven
aún, con la ingenua mirada de niña
aún, siendo medio mujercita...
quiso hayarse la madre de algún ser.
Y dio a luz a una criatura,
que en su regazo, aún, anestesiado, descansaba
despertando a la vida
al soniquete de su alma, ilusionada.
al soniquete de su alma, ilusionada.
Anestesiada aún, tras el parto,
tras el alumbramiento deseado
del niño que tenía en sus brazos,
amamantole con su pecho joven e inesperto,
desecho, de tierno cariño maternal;
sintiendo a cada momento las caricias de sus labios
en los pezones de ese cuerpo de mujer,
de madre ya, de hija, de hermana y de niña;
aún...
Mas, sintiendo en esa bella alma a la Diosa,
a la Naturaleza imperial, que mitifica el apego
maravilloso sentimiento Maternal...
(A mi hijo, gracias: Por Maribel Jiménez)
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